miércoles, 2 de diciembre de 2009

Reflexión: fracaso en clases.

Hoy tenía clases. Como es usual, pasé caminando por el aula donde están mis estudiantes para ir al aula seis, y preparar la sesión con la computadora y el vídeo proyector. El tiempo pasó y como ha sucedido casi siempre los chicos salen tarde de la clase anterior y como ha sucedido también muchas veces, mi clase es la última del día, los chicos huyen de la Facultad y quedo esperando. El trabajo que deberían realizar conmigo no lo han hecho, estrictamente hablando no aprueban el curso, no han trabajado y lo saben. Espero una hora y no viene nadie. Se han ido. No es algo anormal, es una actitud cotidiana no solo de mi clase, sino que he llegado a observar como una constante en muchos estudiantes. Huyen. Cuando es posible faltan a clases, cancelan clases, cancelan exámenes, el tiempo avanza y saben que no habrá espacio para cubrir los contenidos programados. A menor cantidad de clases, mayor posibilidad de aprobar el examen del curso o menos trabajos que realizar en casa. En las Universidades públicas se cancelan muchos días de clase. No previstos. Ya sea por huelgas, paros, protestas, eventos deportivos o académicos, fiestas y festejos, puentes laborables, inasistencias de los profesores justificadas o no. Es una constante cada semestre. Los chicos parecen acostumbrados a ello. Hace años yo era un buen Maestro. Las evidencias lo denotan. Trabajaba día y noche para preparar la clase perfecta. Alguna vez los estudiantes aplaudieron. Parecía de maravilla. Entonces descubrí esto, la modernidad. Los estudiantes en el centro. Deben ser ellos quienes trabajen y no precisamente yo. Debo guiarlos. Ellos deben exigirse a sí mismos. No debo seguir las reglas del autoritarismo y control. Debo tomar en cuenta el aspecto sociocultural, no solo el cognitivo. Debo dialogar con ellos para acordar su calificación. No debo aplicar exámenes. Los contenidos abordados pueden ser tan flexibles que cada quien aborda lo que puede, lo que le interesa, con la profundidad deseada. El profesor es un facilitador. Intento llevarlos a la Web. Los chicos rehuyen el trabajo. Están acostumbrados a sentarse en los pupitres y esperar a que el profesor les entregue su conocimiento. Los demás colegas abruman a los estudiantes con cargas excesivas y los chicos descuidan mis cursos para atender a lo que les obligan. ¿Quién mide cuánto y cómo? Son incapaces de protestar. El mexicano es un ser acostumbrado culturalmente a no protestar, soportar todo, capear el temporal. Mi decepción es total. ¿Soy ahora un pésimo maestro? ¿Debo retornar a los exámenes y la transmisión de contenidos? Los universitarios arrastran tras de sí toda una cultura de la educación. La relación Maestro-Alumno. Los Docentes mantienen esta relación. Ignoran los recursos y actividades de la Web. Los contenidos accesibles en Internet. El autoaprendizaje. Los docentes que intentamos algún cambio vamos en contra de todo. De las costumbres de nuestros colegas que reprueban nuestro proceder. Tienen la vida comprada. "No hay condiciones" dicen. No entienden que debemos pensar en el futuro, no en la actualidad ni el pasado. Los estudiantes continúan acostumbrados a repetir lo que muestra el profesor. Ambos fallan al desarrollar un pensamiento crítico. El corte y pega de las tareas es un ejemplo. No hay un pensamiento crítico. Un pensamiento matemático para los estudiantes de Matemáticas. Cada actor parece cómodo con sus actividades. ¿para que complicarse la vida? El futuro vendrá y serán otros quienes practiquen una nueva cultura tecnológica. Pero, y los estudiantes, ¿están conscientes del futuro que están labrando? En fin. Pienso en el fracaso de mis clases. En que quizás deba buscar otras alternativas. Otra Facultad donde laborar. La Facultad de Ciencias de la Educación quizás debiera ser mi próxima parada, el último intento de sobrevivir con mis ideas, mi pasión, mi trabajo.
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4 comentarios:

  1. Muy interesante! es cierto, es una actitud de los estudiantes de hoy! Menos exigencia, más relajamiento de parte de ellos! Y menos ganas de hacer algo por ellos mismos. Como dices tu: la modernidad, pero no están preparados para ello. Es el sistema
    Saludos
    Nayeli

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  2. Buen dia Edgar.

    Tranquilo tomelo con calma. Un reciente estudio sobre el uso del internet encuentra que entramos a la red a corroborar nuestras creencias. Es decir a conservar lo que "funciona". Con propuestas disruptivas como lo que ha implementado, encontrara resistencias y apatias.

    A. Piscitelli en la UAB contaba como nada de lo que hace cuenta con el aval de la directivas de la universidad y si cuenta con "la docta indiferencia de sus colegas". Lo mas importante es que persevere en seguir buscando nuevos caminos para entusiasmar a sus pupilos.En la educacion hay que cambiar todo para que algo cambie.
    Animo

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  3. Edgar: magnífica entrada autorreflexiva. Por algunos momentos vi mi oficio en un espejo. Sin embargo, fracaso es un término que no deberías considerar. Cada renovación, cada pequeño cambio, a veces ínfimo, va socavando la estructura monolítica que cargamos a cuestas. Habrá algún estudiante que empiece a ser aprendiz, junto contigo, y poco a poco habrán contagiado a otros. Ciertamente, no es fácil, para nada fácil, pues competimos contra la apatía, la desesperanza, la pereza y el facilismo, pero seguimos siendo la clave en un mundo que necesita cada vez más y mejor educación, cada vez más y mejores aprendices. ¡Un fuerte abrazo desde Colombia y ánimo!

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  4. Soy profesor en la Escuela Normal Preescolar "Adolfo Viguri Viguri", comparto lo comentado, en nuestra escuela se da el mismo fenómeno. Incluso trabajé en la Normal De Ayotzinapa y era preocupante que los muchachos tomaran decisiones de suspensión por cualquier motivo.
    Actualmente la Secretaria de Educación ya no otorga plazas a los egresados, ante esto, y es una medida de presión externa, no por la necesidad de aprender, se han visto obligadas a asistir a clases, pero el mero hecho de asistir no es garantia de buen aprendizaje

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