Todos los que hemos sido alguna vez estudiantes tenemos siempre presente lo siguiente: estudiamos para aprobar los exámenes, asistimos a la Universidad para obtener un grado académico. En el medio universitario esta práctica se ha convertido en responder a la pregunta: qué necesitamos saber para enfrentar con éxito cada exámen. Esto es lo que guía nuestro paso por el campus (figura 1).
Figura 1. El sistema educativo ideal
Pero esto es lo que ha generado nuestro sistema educativo, en
todos los niveles escolares, es nuestra cultura de la educación formal. Hace
poco encontraba en Internet una queja de una educadora de nivel medio superior:
“soy profesora, yo enseño, no soy una autómata y mis estudiantes tampoco lo
son, son personas, me niego a que mis estudiantes repliquen el contenido de los
libros de texto, no estoy aquí para aplicar evaluaciones cuantitativas sin
sentido sobre un aprendizaje que es más bien cualitativo”.
En la Universidad donde trabajo estamos acostumbrados a recibir
órdenes, a los profesores se nos trata como obreros o empleados de oficina, uno
de mis colegas, Doctor en Ciencias me dijo hace poco: “estamos obligados a
obedecer a las autoridades universitarias, a la Universidad, es la que nos paga
y punto”. El nivel más bajo de esta pirámide autoritaria son los estudiantes.
Como profesores hemos aceptado un sistema educativo que produce esta cultura de
la educación formal en todos los niveles. El fracaso escolar no es atribuíble a
los estudiantes ni a los profesores, sino al Sistema.
La base, el pilar de nuestro sistema educativo es la clase
magistral. Los estudiantes deben sentarse en los pupitres ordenadamente,
mantener un código rígido de conducta y obedecer siempre al profesor, la
autoridad. Esto ocurre a lo largo de todo nuestro periplo educativo,
obedecemos, somos adiestrados.
El sistema educativo está avocado a la enseñanza y no al
aprendizaje. Todo gira en derredor de este precepto, la pedagogía, la formación
de los nuevos maestros, el aprendizaje de los estudiantes, se trata de enseñar para que los alumnos aprendan, craso error, pues el sistema
tiene como objetivo central mejorar la
calidad de la enseñanza en lugar de enfocarse a la calidad del aprendizaje de los estudiantes.
El año pasado, la rectora de una Universidad pública de España
cuyo nombre desafortunadamente no recuerdo, mencionaba en una entrevista que la
Universidad misma no podría renovarse, la
comunidad universitaria es parte del sistema educativo, “pedirle a la
Universidad que se transforme es como pedirle a los cadáveres que transformen
su propio cementerio”.
Afortunadamente vivimos en una época en que las formas de
aprendizaje mediadas por Internet, rebasan con mucho a las formas de enseñanza
que nuestro sistema educativo insiste en mantener. Los estudiantes y los
jóvenes educadores tienen mucho por hacer, democratizar la educación,
transformarla, convertirla quizá en comunidades globalizadas de aprendizajes,
donde no exista una autoridad (el profesor) y un conjunto de ignorantes (los
alumnos), sino una comunidad donde todos aprendemos y compartimos, como en la
antigüedad y quizás también el sistema educativo no insista el controlar el
aprendizaje, vivimos en una etapa de cambios importantes, no solo en la educación.
http://www.scribd.com/doc/6358393/AntiTeaching-Confronting-the-Crisis-of-Significance
http://www.diegoleal.org/docs/2008/Wesch%282008%29-Antiensenanza.pdf http://www.scribd.com/doc/6358393/AntiTeaching-Confronting-the-Crisis-of-Significance
Buenas reflexión, Edgar.
ResponderEliminarCreo que ya somos muchos los que compartimos esta visión. Falta ese paso adelante para cambiar el sistema: ¿será la crisis una oportunidad para conseguirlo? De momento, debemos seguir reflexionando sobre esta cuestión y observar experiencias como la de George Couros y su “Blended PLC” : http://georgecouros.ca/blog/archives/2470
Creo que en todas partes están naciendo experiencias de este tipo, ya sólo falta que existan casos de éxito para que el cambio se extienda.
Saludos,
LM
Excelente reflexión.
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