jueves, 25 de agosto de 2011
Inteligencia Artificial y Conectivismo, una primera aproximación
Inteligencia Artificial
Hace un año en una charla en la Universidad Libre de Bogotá que titulé "La importancia de llamarse Inteligencia Artificial" reflexionaba sobre el papel relevante que tiene nuestro campo de estudio en la evolución de la Web. Esta expectativa puede enmarcarse en cuatro etapas:
1992-2000 Aparece la Web y mediante hipertexto e hiperenlaces la información representada sobre todo por las páginas web se conecta entre sí. Decimos: la Web conecta información.
2000-2010 Aparece el Software Social, la Web conecta a la gente. Se estima en dos mil millones de habitantes conectados. El fenómeno de redes desborda las proyecciones y aún ahora reconocemos que nos falta mucho para entender este fenómeno y sus alcances en la evolución de la modernidad.
2010-2020 Se espera la evolución a un primer plano de lo que hemos dado en llamar la Web 3.0 o Web Semántica. La Web, una vez más. Ahora conecta Conocimiento. Los sitios Web se conectan e interactúan entre sí para resolver nuestros problemas de información y búsquedas mediante agentes inteligentes y la aplicación de algoritmos de razonamiento automatizado, almacenamiento y procesamiento automático de conocimientos. La Web conecta conocimientos y el papel de la Inteligencia Artificial es relevante.
2020-2030 La MetaWeb. La Web conecta inteligencias. La Web actúa como un cerebro enorme al que podemos preguntar. Se estima que existen más de cien mil millones de páginas web y un cerebro humano contiene cien mil millones de neuronas. Cada neurona del cerebro puede conectarse hasta con diez mil neuronas por lo que las sinapsis o conexiones neuronales pueden ser de un tamaño de miles de billones de sinapsis. Si existen en Internet más páginas Web que neuronas en un individuo podemos pensar en una Web como un cerebro artificial, con la salvedad de que la redes neuronales humanas solo podemos estudiar su comportamiento y estructura, en cambio las redes de Internet podemos construirlas y ordenarlas. Pero algunos científicos ya piensan en conectar el cerebro con la Web, lo cual hemos realizado ya pero indirectamente. Usamos la Web para almacenar información.
En cuanto a la enseñanza de la Inteligencia Artificial en las Universidades, los que enseñamos o estudiamos esta disciplina recordamos el primer libro clásico de Elaine Rich que divide el estudio de la Inteligencia Artificial en tres grandes bloques:
Solución de Problemas
Representación de Conocimientos
Aplicaciones
El estudio de la Inteligencia Artificial trae aparejado la discusión de tres grandes problemas científicos que no parecen nunca resolverse:
Aprendizaje
Conocimiento
Inteligencia
El problema es tal que algunos hemos optado por aceptar redefinir estos conceptos en términos de lenguaje de máquinas. Qué significa Aprender para un artefacto, Conocimiento e Inteligencia. En contraposición contra estos mismos conceptos aplicados a la individualidad humana.
Conectivismo
El Conectivismo (que no conexionismo) es propuesto por George Siemens en 2004 como una nueva teoría para explicar el aprendizaje en la era de Internet, esto involucra también el conocimiento. Es decir, integra las redes de Internet, el conocimiento se entiende como un patrón particular de relaciones y el aprendizaje como la creación y mantenimiento de nuevas conexiones y patrones en similaridad con la aproximación coneccionista de las redes neuronales humanas.
El Conectivismo ha venido a reanimar las discusiones anteriores sobre lo que entendemos por Aprendizaje, Conocimiento e Inteligencia.
¿Pueden las redes de Internet Aprender, Conocer y ser Inteligentes? ¿Cómo podemos realizar estos constructos en la red, manipularlos y construir una Web que funcione como un cerebro humano? ¿Cómo podemos contribuir los que hacemos Inteligencia Artificial, en este arduo pero emocionante y fantástico camino?
miércoles, 24 de agosto de 2011
El recuento de los daños (1)
Hace casi 34 años comencé a dar clases en una Universidad. En la ciudad de México. En la entonces nueva ENEP-Acatlán. Aún lo recuerdo: Sistemas de Alcantarillado. Tercer año de la licenciatura en Ingeniería Civil. El primer día de clases fue dificil llegar. Vivía en el sur y desconocía el norte. Hacía frío, como hoy. Tomé un transporte que me dejó en una gran avenida. Después caminé y caminé. Hasta dar con el edificio, llegué preguntando. Un chico que me orientó se quedó mirándome extrañado. El también era estudiante y se veía motivado. "¿A qué carrera te inscribiste?" -preguntó curioso. "Soy profesor" -respondí. Claro, estaba orgulloso, no era exactamente profesor, sino sustituto. "Doy un Curso en Ingeniería Civil" -añadí. Y el chico comentó entre sorprendido y alegre: "¿Profesor? ¡Eres muy joven!".
Llegué al área de profesores y tomé una tarjeta para perforar mi registro de llegada a clases. En realidad no era profesor. Cursaba la misma licenciatura en el sur, en la UNAM. El titular de Sistemas de Alcantarillado me enviaba a mí a dictar sus cursos en el norte. En lugar de tomar clase con él, la impartía en el norte, donde era conocido con su nombre, me hacía llamar como él, usurpaba su identidad.
Pero yo estaba feliz enmedio del frio y la neblina, de aparecer como profesor y de pararme enfrente de los estudiantes motivados igual que yo para recibir uno de sus nuevos cursos. Y claro, estaba seguro de impartir una muy buena clase. Mi profesor de la UNAM trabajaba en el gobierno federal, como evaluador de proyectos de Agua Potable y Alcantarillado. Yo era su ayudante en mi tiempo libre. Los fines de semana me la pasaba en su casa por el rumbo del Estadio Azteca trabajando en armar nuevos proyectos, dibujar planos, escribir reportes y proyectar nuevos diseños que después él pasaría por las dependencias con otro nombre, pues él mismo sería evaluador.
En la UNAM era su alumno favorito. Cargaba sus planos, revisaba los proyectos de mis compañeros, asesoraba y resolvía dudas, tomé dos cursos con él y no necesitaba cursar el de Alcantarillado, lo conocía de cabo a rabo, podía impartirlo. Y lo hice.
Hoy, como todos los años, ingreso con melancolía en mi estudio, preparo café y escucho música para tranquilizarme mientras me conecto a la Internet y preparo mis clases. En la Universidad me esperan nuevos estudiantes que ya se han comunicado conmigo para preguntar. Están motivados y desean saber de nuevos libros, horarios de clase y si estaré en la Facultad. Estaré. Pero es un punto de reflexión. Para recordar. Y lo comparto con ustedes.
El recuento de los daños (1)
domingo, 21 de agosto de 2011
Finlandia y el problema de los rechazados en la Universidad de Guerrero
Finlandia y el problema de los rechazados en la Universidad de Guerrero
jueves, 18 de agosto de 2011
Trabajar de 9 a 5 no es la mejor forma de ganarse la vida
Cada día que pasa estar casi ocho horas en un cubículo compartido en la Universidad es mas bien una tontería. Ésto lo presentí desde los primeros años en que comencé a trabajar en la Facultad y era una especie de pesadilla, tanto como cuando era estudiante como cuando llegué a formar parte de la planta docente. Los profesores acostumbran platicar en los pasillos y en los cubículos y en cualquier parte del campus. Charlas ligeras y mundanas que me hacían sentir que estábamos acribillando el tiempo. Pero no podía decir no. Las bromas y el humor mexicano hacían llevadero un tiempo gastado en no hacer nada productivo. Si me encerraba en el cubículo siempre había alguien de dentro o fuera de la Universidad que llegaba a comentar algo, a pedir favores que mas bien parecían pretextos para convivir con uno. Era la vida académica en la Universidad. Y aún lo es.
La inspiración, la creatividad, la imaginación, la concentración, las ideas nuevas suelen venir a diferentes horas, no importa si es día festivo, hora inhábil o medianoche. Uno suele trabajar a esas horas y revisar apuntes, reflexionar y preparar las clases y sobre todo, investigar. Mas hoy en día cuando Internet está presente todo el tiempo y cuando hay gente siempre en los foros y redes sociales compartiendo ideas en forma síncrona y asíncrona. El mundo es redondo y siempre encontramos una Internet dinámica. Contenidos y servicios en la nube a toda hora.
Aún recuerdo cuando comencé a dar un curso de Procesamiento de Datos en el recién inaugurado Tecnológico de Chilpancingo, aún sin campus ni edificios propios, basado en un libro hermoso y caro que había comprado en una librería americana de la ciudad de México. Charlaba con los estudiantes sobre el teletrabajo. Les decía que algunos de ellos posiblemente se toparían con esta opción cuando estuvieran en el mercado de trabajo. De ello hace treinta años. Algunas de mis estudiantes accedieron con el tiempo a empleos importantes en el gobierno del estado.
Lisa Nielsen concluye en su artículo que en este siglo XXI no debemos continuar haciendo las cosas como en los viejos tiempos, no tiene sentido. No existe razón alguna, al orden económico establecido le conviene que todo permanezca igual, tienen el control, podemos innovar siempre y cuando las innovaciones no afecten el orden del mundo. Asi es nuestra educación. Podemos discernir sobre el modelo de competencias y proponer mejoras, criticar pero no cambiar. Eso nos hace creer que somos creativos y críticos en la educación. Podemos hablar de lo que establecen pero no pensar más allá.
Esto no es innovación.
Trabajar de 9 a 5 no es la mejor forma de ganarse la vida
martes, 16 de agosto de 2011
70,000 Students Flock to Free Online Course in Artificial Intelligence | Observations, Scientific American Blog Network
70,000 Students Flock to Free Online Course in Artificial Intelligence | Observations, Scientific American Blog Network
Stanford 'Intro To AI' Course Offered Free Online - Slashdot
Stanford 'Intro To AI' Course Offered Free Online - Slashdot
Virtual and Artificial, but 58,000 Want Course - NYTimes.com
Virtual and Artificial, but 58,000 Want Course - NYTimes.com
Un curso con mas de 58000 estudiantes en línea.
A pesar de tener la formación de Inteligencia Artificial (Doctorado) y dedicarme ahora al estudio del Conectivismo, éste curso será observado por muchos educadores y pensadores porque plantea muchas interrogantes y el curso en sí mismo sera un desafio tanto para los organizadores como para los estudiantes. Desafío pedagógico, didáctico, tecnológico. Una de las razones del interés que ha provocado reside en la popularidad de Peter Norvig quien junto con Stuart Russell han publicado un libro de texto sobre Inteligencia Artificial que es usado en mas de 100 paises y por mas de 1200 Universidades. Los autores tuvieron la idea hace mas de diez años de crear una pagina Web para centralizar recursos existentes como apoyo al libro y al curso que se pretendía impartir.
El Curso que se ofrecer en linea a partir del 10 de octubre sera en Inglés y se denomina Introduction to Artificial Intelligence y para inscribirse solo es necesario registrar un nombre de usuario y una cuenta de correo electrónico. Pues bien, estamos de plácemes y continuare registrando algunas opiniones conforme este evento tan importante para el futuro de la Educación vaya en camino.
Un curso con mas de 58000 estudiantes en línea.
lunes, 15 de agosto de 2011
¿Qué va primero, el huevo, la gallina o ambos?
Esta discusión no es exclusiva en nuestro entorno tercermundista. Existe en todo el mundo. Encuentro por ejemplo este post "Pedagogy Versus Technology" (hoy) en un blog en el Reino Unido http://dougwoods.co.uk/blog/pedagogy-versus-technology/
El post hace referencia al siempre vivo debate entre Pedagogía y Tecnología. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? En mi Universidad aún existen muchos profesores que reniegan quizá con justa razón su reticencia a tomar en serio ambas cosas: ni pedagogía ni tecnología. La razón que antes no habia entendido se resume a una justificación que me parece válida: los profesores Universitarios estudiamos un posgrado, Maestría o Doctorado, no para ser profesores sino para desarrollarnos como Ingenieros, Biólogos, Abogados, Economistas, Sociólogos, Filósofos, Médicos, Contadores, etc.
De allí la reticencia a invertir tiempo en el estudio de la didáctica y el uso de tecnologías. Aún recuerdo otro debate abierto: ¿deben los profesores Universitarios estudiar algún diplomado o posgrado en Didáctica antes de poder ejercer la docencia en la Universidad? El solo hecho de mencionarlo causa molestia a muchos profesores cuyo quehacer académico no tiene aparentemente nada que ver con la pedagogía.
Es común escuchar a mis colegas responder amablemente cuando son cuestionados: "Si necesitara aplicar alguna teoría pedagógica o tecnología particular en mis Cursos, las utilizaría no tengas duda, pero no lo requiero ahora, no lo necesito, mis Cursos funcionan bien así".
¿El uso de la tecnología debe estar supeditada a una pedagogía particular o no es necesario? ¿Se puede aplicar la tecnología en un determinado Curso sin ligarla a ninguna pedagogía? Los profesores que trabajan en Educación suelen evitar el debate y centrarse solo en la pedagogía, en cambio los profesores que no trabajan en Educación y aplican la tecnología en las aulas suelen ignorar la pedagogía.
En la década de los ochentas, lo recuerdo porque incluso participábamos en rifas de mini computadoras de escritorio y la Universidad era intermediario para la compra a crédito de equipos de cómputo por parte de los docentes, la tecnología era única y estándar: una minicomputadora y un deseo de experimentar qué se podría hacer con ella para la educación y el uso personal. Entonces parecía existir un acuerdo tácito e indiscutible. Ahora no.
Pues que volvermos a clases y el debate continúa. Los profesores formados sin usar tecnología continuarán su labor en la forma acostumbrada y los futuros profesores formados usando tecnologías de Internet seguramente las utilizarán en sus Cursos a pesar de la opinión de las autoridades académicas que siempre van detrás de todas las innovaciones en la educación hasta que no les queda más remedio que aceptarlas.
¿Qué va primero, el huevo, la gallina o ambos?
domingo, 14 de agosto de 2011
MOOC y MOOCC
Proximamente en los siguientes meses se anuncian mas cursos masivos en linea como CHANGE MOOC, CMC y especialemente Introduction to AI Online que ofrecerá la Universidad de Stanford a través de personalidades como Peter Norvig coautor del libro sobre AI más utilizado y conocido en el mundo y libro de texto en mas de cien paises: Artificial Intelligence, a Modern Approach con la tercera edición del libro cuyos autores han tenido la visión de tratar de conformar una comunidad mundial desde hace casi diez años alrededor del uso del libro y de la Inteligencia Artificial como campo de estudio y aprendizajes. Y Sebastian Thrun, un joven y prominente investigador de Stanford.
El lanzamiento de este curso en la modalidad MOOC ha provocado una extensa discusión en Internet sobre el uso del término MOOC. Dave Cormier había divulgado algunos excelentes videos para explicar la filosofia de un MOOC, pero estrictamente hablando el acrónimo MOOC quiere decir Massive Open Online Course y varias Universidades, especialmente Stanford pueden legítimamente utilizar el término MOOC para denominar algunos cursos que ofrecen en la modalidad a distancia, libres (gratuitos) y masivos.
Debido a ello y atendiendo a los cursos MOOC que han facilitado los investigadores George Siemens, Dave Cormier, Stephen Downes entre otros, el sentido inicial de estos cursos es la puesta en práctica de la teoria conectivista para estudiar y discutir el uso de las redes de Internet para aprender y conocer de una forma amplia, democrática, libre, colaborativa, participativa, abierta y distribuida. Creo que una posibilidad de denominacion para evitar confusiones es entender este tipo de cursos MOOC como MOOCC, Massive Open Online Connectivist Courses. Es decir, la práctica connectivista en formato MOOC.
De esta forma podemos entender al menos por ahora, la diferencia entre un MOOC en la educación tradicional a distancia (formal) y un curso conectivista MOOC (informal?) sobre cualquier otra disciplina, asi, podriamos tener en perspectiva cursos sobre Inteligencia Artificial MOOCs o MOOCCs.
En particular señalo que el año pasado intentamos incidir en la creación de una comunidad latinoamericana de aprendizajes y práctica de la Inteligencia Artificial para apoyar inicialmente los cursos formales que se imparten en dos Universidades de Colombia y México, primero a través de un sitio Moodle (http://cerv.biz/moodle1/) y después utilizando videoconferencias (dimdim.com), Blogs, Wikis y Facebook.
Sin embargo, este esfuerzo ha sido insuficiente, aunque debo añadir que la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Colombia) y la Universidad Autónoma de Guerrero (México) nos proponemos insistir para el próximo año 2012 un nuevo intento. Muestra de ello es el Congreso Anual que estableceremos (un año en cada país) y que tendrá lugar este mes de septiembre en Bogotá, Colombia (http://gemini.udistrital.edu.co/comunidad/grupos/iaft/CongresoUDA2011/) y el próximo año 2012 en Acapulco, México.
Claro estamos muy lejos del nivel del Curso ofrecido por la Universidad de Stanford, el cual consideramos que será un acontecimiento muy importante para la nueva educación superior soportada por los medios sociales de Internet y del cual esperamos formar parte para aprender no solo de Peter Norvig, autor del libro que utilizamos en nuestras aulas sino de la forma en que se desarrollará el curso para renovar nuestros esfuerzos en la búsqueda de la conformación de comunidades globalizadas hispanohablantes con una práctica conectivista en campos de la educación superior necesarios para promover la innovación educativa.
MOOC y MOOCC
lunes, 8 de agosto de 2011
Education
Education Needs a Digital-Age Upgrade
By VIRGINIA HEFFERNANVirginia Heffernan on digital and pop culture.Tags:
Chances are just that good that, in spite of anything you do, little Oliver or Abigail won’t end up a doctor or lawyer — or, indeed, anything else you’ve ever heard of. According to Cathy N. Davidson, co-director of the annual MacArthur Foundation Digital Media and Learning Competitions, fully 65 percent of today’s grade-school kids may end up doing work that hasn’t been invented yet.
The contemporary American classroom, with its grades and deference to the clock, is an inheritance from the late 19th century.
So Abigail won’t be doing genetic counseling. Oliver won’t be developing Android apps for currency traders or co-chairing Google’s philanthropic division. Even those digital-age careers will be old hat. Maybe the grown-up Oliver and Abigail will program Web-enabled barrettes or quilt with scraps of Berber tents. Or maybe they’ll be plying a trade none of us old-timers will even recognize as work.
For those two-thirds of grade-school kids, if for no one else, it’s high time we redesigned American education.
As Ms. Davidson puts it: “Pundits may be asking if the Internet is bad for our children’s mental development, but the better question is whether the form of learning and knowledge-making we are instilling in our children is useful to their future.”
In her galvanic new book, “Now You See It,” Ms. Davidson asks, and ingeniously answers, that question. One of the nation’s great digital minds, she has written an immensely enjoyable omni-manifesto that’s officially about the brain science of attention. But the book also challenges nearly every assumption about American education.
Don’t worry: She doesn’t conclude that students should study Photoshop instead of geometry, or Linux instead of Pax Romana. What she recommends, in fact, looks much more like a classical education than it does the industrial-era holdover system that still informs our unrenovated classrooms.
Simply put, we can’t keep preparing students for a world that doesn’t exist. We can’t keep ignoring the formidable cognitive skills they’re developing on their own. And above all, we must stop disparaging digital prowess just because some of us over 40 don’t happen to possess it. An institutional grudge match with the young can sabotage an entire culture.
When we criticize students for making digital videos instead of reading “Gravity’s Rainbow,” or squabbling on Politico.com instead of watching “The Candidate,” we are blinding ourselves to the world as it is. And then we’re punishing students for our blindness. Those hallowed artifacts — the Thomas Pynchon novel and the Michael Ritchie film — had a place in earlier social environments. While they may one day resurface as relevant, they are now chiefly of interest to cultural historians. But digital video and Web politics are intellectually robust and stimulating, profitable and even pleasurable.
The contemporary American classroom, with its grades and deference to the clock, is an inheritance from the late 19th century. During that period of titanic change, machines suddenly needed to run on time. Individual workers needed to willingly perform discrete operations as opposed to whole jobs. The industrial-era classroom, as a training ground for future factory workers, was retooled to teach tasks, obedience, hierarchy and schedules.
When we criticize students for making digital videos instead of reading “Gravity’s Rainbow,” we are blinding ourselves to the world as it is.
That curriculum represented a dramatic departure from earlier approaches to education. In “Now You See It,” Ms. Davidson cites the elite Socratic system of questions and answers, the agrarian method of problem-solving and the apprenticeship program of imitating a master. It’s possible that any of these educational approaches would be more appropriate to the digital era than the one we have now.
To take an example of just one classroom convention that might be inhibiting today’s students: Teachers and professors regularly ask students to write papers. Semester after semester, year after year, “papers” are styled as the highest form of writing. And semester after semester, teachers and professors are freshly appalled when they turn up terrible.
Ms. Davidson herself was appalled not long ago when her students at Duke, who produced witty and incisive blogs for their peers, turned in disgraceful, unpublishable term papers. But instead of simply carping about students with colleagues in the great faculty-lounge tradition, Ms. Davidson questioned the whole form of the research paper. “What if bad writing is a product of the form of writing required in school — the term paper — and not necessarily intrinsic to a student’s natural writing style or thought process?” She adds: “What if ‘research paper’ is a category that invites, even requires, linguistic and syntactic gobbledygook?”
What if, indeed. After studying the matter, Ms. Davidson concluded, “Online blogs directed at peers exhibit fewer typographical and factual errors, less plagiarism, and generally better, more elegant and persuasive prose than classroom assignments by the same writers.”
In response to this and other research and classroom discoveries, Ms. Davidson has proposed various ways to overhaul schoolwork, grading and testing. Her recommendations center on one of the most astounding revelations of the digital age: Even academically reticent students publish work prolifically, subject it to critique and improve it on the Internet. This goes for everything from political commentary to still photography to satirical videos — all the stuff that parents and teachers habitually read as “distraction.”
A classroom suited to today’s students should deemphasize solitary piecework. It should facilitate the kind of collaboration that helps individuals compensate for their blindnesses, instead of cultivating them. That classroom needs new ways of measuring progress, tailored to digital times — rather than to the industrial age or to some artsy utopia where everyone gets an Awesome for effort.
The new classroom should teach the huge array of complex skills that come under the heading of digital literacy. And it should make students accountable on the Web, where they should regularly be aiming, from grade-school on, to contribute to a wide range of wiki projects.
As scholarly as “Now You See It” is — as rooted in field experience, as well as rigorous history, philosophy and science — this book about education happens to double as an optimistic, even thrilling, summer read. It supplies reasons for hope about the future. Take it to the beach. That much hope, plus that much scholarship, amounts to a distinctly unguilty pleasure.
NYTEducation
martes, 2 de agosto de 2011
Los medios sociales ¿fraude para la educación?
"el descubrimiento y la ciencia requieren de un pensamiento profundo, de tiempo y focalización. Los problemas complejos y enormes que enfrentan las diferentes sociedades alrededor del mundo no se resolverán con twitter, G+ o los medios sociales"
Aunque el post completo de George me parece un poco pesimista y quizá posteado sin haber reflexionado suficientemente en ello, creo que direcciona un problema que los docentes conectivistas venimos enfrentando en las aulas universitarias: el desinterés de profesores y autoridades académicas para tomar en serio a los medios sociales. En este post asumo como George, que los medios sociales comprenden entre otros a Twitter, Facebook y G+.
George escribe que los medios sociales son un asunto de flujo, no de creación intelectual. Creo que sí. Los medios sociales han potenciado la comunicación global, para bien y para mal. Twitter puede ser utilizado como lo menciona George, para llamar la atención, para denostar, difamar, engañar. Nuestros jóvenes estudiantes utilizan las redes sociales para pasar el tiempo, compartir y jugar. Las estadísticas que señalan a las mujeres adultas como un sector importante en el uso de los juegos de Facebook denotan quizás un problema de soledad.
En los sectores educativos de nivel hasta k12, las redes sociales y el conectivismo son atractivos porque el conocimiento a impartir a los educandos es generalmente menos profundo, asequible y práctico. Pero en el ámbito de la educación superior y el posgrado los medios sociales parecen una pérdida de esfuerzo y tiempo, un distractor de la atención que deben tener los estudiantes para alcanzar el nivel de concentración y profundidad requerido en sus aprendizajes.
¿Tienen entonces razón quienes defenestran el uso de Internet en las aulas universitaras?
Creo que no. Tampoco creo que George tenga toda la razón al minimizar el uso de los medios sociales en la educación superior. Estamos aprendiendo a convivir con la Internet y sobre todo con las nuevas tecnologías de comunicación e interacción. Es un asunto de flujo, sí. Interacción textual, visual, multimedia, inmediata. En las aulas universitarias la interacción Maestro-Alumno y Alumno-Alumno tienen un papel esencial, los medios sociales potencian este tipo de interacción haciendo posible la comunicación entre pares y entre aprendices y expertos de una forma global, por lo que en teoría, es posible globalizar el aprendizaje y las oportunidades.
Es un asunto de flujo, sí. El medio es el mensaje, también. Pero la inteligencia y el conocimiento, las habilidades analíticas, de reflexión, las continúan aportando las personas en forma individual o colectivamente. Y los medios son el vehículo natural para compartir conocimiento e información, para generar retroalimentación, cooperación, colaboración y crítica, el asunto de las instituciones educativas del mundo es potenciar y aprovechar estas oportunidades para mejorar nuestro mundo, es nuestra oportunidad.
Los medios sociales ¿fraude para la educación?
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