El articulo Working 9 - 5 Ain't The Way to Make a Livin de Lisa Nielsen, me ha hecho reflexionar en lo siguiente:
Cada día que pasa estar casi ocho horas en un cubículo compartido en la Universidad es mas bien una tontería. Ésto lo presentí desde los primeros años en que comencé a trabajar en la Facultad y era una especie de pesadilla, tanto como cuando era estudiante como cuando llegué a formar parte de la planta docente. Los profesores acostumbran platicar en los pasillos y en los cubículos y en cualquier parte del campus. Charlas ligeras y mundanas que me hacían sentir que estábamos acribillando el tiempo. Pero no podía decir no. Las bromas y el humor mexicano hacían llevadero un tiempo gastado en no hacer nada productivo. Si me encerraba en el cubículo siempre había alguien de dentro o fuera de la Universidad que llegaba a comentar algo, a pedir favores que mas bien parecían pretextos para convivir con uno. Era la vida académica en la Universidad. Y aún lo es.
La inspiración, la creatividad, la imaginación, la concentración, las ideas nuevas suelen venir a diferentes horas, no importa si es día festivo, hora inhábil o medianoche. Uno suele trabajar a esas horas y revisar apuntes, reflexionar y preparar las clases y sobre todo, investigar. Mas hoy en día cuando Internet está presente todo el tiempo y cuando hay gente siempre en los foros y redes sociales compartiendo ideas en forma síncrona y asíncrona. El mundo es redondo y siempre encontramos una Internet dinámica. Contenidos y servicios en la nube a toda hora.
Aún recuerdo cuando comencé a dar un curso de Procesamiento de Datos en el recién inaugurado Tecnológico de Chilpancingo, aún sin campus ni edificios propios, basado en un libro hermoso y caro que había comprado en una librería americana de la ciudad de México. Charlaba con los estudiantes sobre el teletrabajo. Les decía que algunos de ellos posiblemente se toparían con esta opción cuando estuvieran en el mercado de trabajo. De ello hace treinta años. Algunas de mis estudiantes accedieron con el tiempo a empleos importantes en el gobierno del estado.
Lisa Nielsen concluye en su artículo que en este siglo XXI no debemos continuar haciendo las cosas como en los viejos tiempos, no tiene sentido. No existe razón alguna, al orden económico establecido le conviene que todo permanezca igual, tienen el control, podemos innovar siempre y cuando las innovaciones no afecten el orden del mundo. Asi es nuestra educación. Podemos discernir sobre el modelo de competencias y proponer mejoras, criticar pero no cambiar. Eso nos hace creer que somos creativos y críticos en la educación. Podemos hablar de lo que establecen pero no pensar más allá.
Esto no es innovación.
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Hace 3 años
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