miércoles, 27 de enero de 2010

¿Cómo cambiar?

Veamos el siguiente escenario.
Es primer día de clases en la Universidad. El profesor avanza rumbo a su salón de clases. Los nuevos estudiantes universitarios permanecen todos sentados en sus pupitres cuando el profesor de la nueva asignatura entra en el aula. El salón cuenta con un escritorio al frente y a un costado el pizarrón grande y blanco. Enfrente formados en varias hileras de pupitres alineadas horizontalmente y en paralelo, están los estudiantes que tienen o abren un cuaderno de notas y miran atenta y pasivamente hacia el frente.
¿Quién no ha sido partícipe de esta escena, en una u otra forma? Los profesores de ahora también han sido en algún momento, estudiantes. La clase enfrente del profesor espera órdenes, órdenes que atender para realizar su aprendizaje. El profesor sabe que su misión natural es la de transmisor de contenidos y en menor medida la de explicar las actividades que los nuevos chicos universitarios deberán acometer para aprobar su asignatura.
El primer día de clases el profesor debe explicar el contenido programático de sus Cursos, explicitar la forma en que evaluará la participación y el aprendizaje de los estudiantes, la misión, los objetivos, las reglas a las que se sujetarán, el calendario del semestre, el horario de clases, las asesorías extra clase y demás, para luego regresar a su cubículo para reflexionar en el inminente inicio de las actividades escolares cotidianas.
El estudiante está acostumbrado a obedecer, lo ha hecho siempre, durante toda su vida, en casa con sus padres, obedecer reglas, obedecer órdenes, obedecer y obedecer. En las instituciones de educación el papel del profesor es sagrado: ejercer la profesión, una de las más nobles del mundo, el profesor es como un segundo padre de familia, un ejemplo a seguir, debe cuidar su comportamiento y su imagen, tanto dentro como fuera de la escuela y, al menos, en los niveles básico y medio el profesor hablará con los padres de familia para discutir el comportamiento de los chicos y sus avances en la educación. El profesor puede decidir si el hijo continúa o no en la Institución Educativa, tiene poder para decretar su expulsión, para castigar, para llamarle la atención o simplemente, no aprobarlo.
Así, nuestra cultura educativa mantiene en los estudiantes un comportamiento previsible, durante su formación académica. Si queremos cambiar, de una cultura como ésta a otra basada en el estudiante, donde él mismo es quien toma el control de su formación, de su aprendizaje, es decir, ¿cómo pedirle a un estudiante universitario, así, sin más, que tome el control de su educación, si es algo que no esperaba, que jamás ha intentado, que no entiende, que el profesor no acaba de asimilar, que no es solo un shock para sí mismo, sino para toda la educación en general?
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3 comentarios:

  1. esa escena no solamente ocurre en la Universidad, en las Escuelas Formadoras de Docentes (Normales) es la misma imagen. La gran mayoria de profesores de estas instituciones continua formando profesores para alumnos del siglo XXI con estrategias del Siglo XIX. Algunos usan un proyector digital, pero exactamente igual como si fuera un pizarrón de gis. El alumno no opina, asiente; el maestro no propone (quiza por miedo), impone.

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  2. Es verdad, y también una situación repetida, pero el miedo también es del docente que es ser juzgado, si responde o no con esa imagen. Llegar a un punto intermedio es lo más difícil (no imposible) y creo que muchos estamos en esa dirección.
    Guiar para que el otro haga( aprenda, reflexione y se evalúe, debería ser la meta de todo docente
    Los que estamos en esto de educar sabemos la tarea que nos toca y creo que también podemos cambiar

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  3. Sería muy bueno que tu blog dejara de criticar todo. Que la sobrina, que el profesor del manual, que el profesor del pps. No es mejor que propusieras algo positivo y te dejaras de mirar alrededor? ¿NO sabes cómo? Entonces pensalo....Cuando tengas propuestas, volvé a escribir. Profesora de filosofía

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